Sí. Parecía que iba a llover. Que iba a caer una buena. Que la ciudad... que todo lo que flota en el ambiente, vaya, caería al suelo con el peso del agua. Pero no. Seguimos respirando la misma mierda de CO2. Casi lo masticamos, vamos. Por suerte, ese calor agobiante que nos jodía incluso de noche parece que ha cesado. Por otro lado, mañana es uno de septiembre. Setenta años de la invasión de Polonia por parte de las tropas hitlerianas.
31 d’ag. 2009
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